"El éxito es ese viejo trío: habilidad,
oportunidad y valentía".

Charles Luckman, empresario y arquitecto
americano (1909-1999).

A día de hoy, el gigante asiático ofrece posibilidades de negocio muy interesantes para las empresas cosméticas extranjeras. Varios factores lo convierten en una mina de oro. En primer lugar, sus dimensiones; en segundo lugar, el consumo cada vez mayor de estos productos entre su población.
Según un estudio, elaborado por el ICEX, el canal minorista de cosmética chino facturó 54,32 millones de dólares durante el año 2013. La investigación prevé que dicho canal superará los 113,9 millones en el año 2017. Es decir, un 52% más en solo cuatro años. De ahí el valor del país chino, que triplica las dimensiones del continente europeo.

No hay duda acerca del potencial del mercado chino, aunque sea preciso hacer frente a un sinfín de dificultades. El gobierno impone barreras burocráticas para las empresas extranjeras. Como el registro de marca, cuya duración en la tramitación varía entre 12 y 18 meses, el registro sanitario y los aranceles e impuestos. En función del tipo de cosmético, el arancel puede alcanzar hasta el 20%.

Una vez superadas estas dificultades, es básico establecer relaciones comerciales con socios y/o distribuidores locales. Además de las trabas del idioma, la mayoría de los distribuidores exigen exclusividad. Es importante hallar un intermediario de confianza y evitar fraudes y falsificaciones. La competencia es feroz, con más de 300 marcas haciéndose un hueco en el mercado.

El consumo de cosmética en China ya alcanza la quinta posición. Y las previsiones son muy esperanzadoras. Aun así es necesario valorar los pros y contras de una posible inversión en el país. Posiblemente, les será más fácil a los inversores con mayores recursos económicos, aunque no debería ser así.

» Vota en nuestra encuesta:
¿Crees que el mercado chino puede ser bueno para la exportación de cosméticos?









Recomendamos