Morris fue detenido por hacerse pasar por cirujano plástico y realizar a una mujer una operación de aumento de nalgas. El problema no fue sólo que no tuviera licencia, sino que a la paciente le rellenó el trasero con una combinación de cemento, aceites minerales y un compuesto químico llamado Fix-a-flat que se usa para inflar y sellar neumáticos. Para colmo, las incisiones las cerró con pegamento Super-Glue.

La víctima, trabajadora de un club nocturno y deseosa de tener una silueta bien formada, pagó los 800 euros de la operación y se fue encantada al trabajo. Sin embargo, pronto comenzó a sufrir complicaciones graves y fuertes dolores abdominales que se extendieron por todo el cuerpo. Acudió entonces al hospital. Cuando los médicos advirtieron que en su cuerpo había algo fuera de lo normal, dieron parte a la policía. Ella se negó a contar lo que le había ocurrido y huyó del hospital en cuanto tuvo ocasión.

Sin embargo, tras la denuncia del centro hospitalario, la policía no tardó en dar con la culpable y procedieron a la detención de Morris. La primera sorpresa fue comprobar que ella misma se había realizado esta técnica en su propio cuerpo. Morris, tras pagar una fianza de 7.500 dólares fue puesta en libertad con cargos.
Sin embargo, tras la divulgación de la noticia por los medios de comunicación americanos, varias mujeres llamaron a la policía para denunciar las prácticas de este falso médico. El único problema es que las denuncias eran anónimas y la policía no podía hacer nada. Finalmente, Rajee Narineshing, otro transexual de 48 años también de Miami, denunció a Morris. En su caso, no fue el trasero, sino su cara la que fue afectada por el explosivo cóctel del falso doctor. Rajee se ha quedado con las mejillas abultadas, el mentón deforme y un voluminoso labio superior maltrecho después de su sesión especial de belleza.

Esta nueva víctima declaró que sabía que Morris no tenía licencia, pero que acudió a él porque no tenía dinero para pagar a un profesional legal. Se enteró de Morris a través del boca a boca en la comunidad transexual.
Tras esta declaración, Morris volvió a prisión junto a su complice, Corey Alexander Eubank, de donde volvió a salir tras pagar otra fianza de 15.000 dólares.

Desde entonces, la policía de Florida sigue buscando a más víctimas. Saben que hay muchas más porque ya hace un año que aparecieron las primeras denuncias anónimas sobre estos tipos de fraude en Miami, pero las estafadas están bastante avergonzadas para dar la cara, declaró William Bamford, portavoz del departamento de Policía de Miami Gardens.

Al que parece que de momento todo le sonríe es a Morris, que está visitando todos los platós televisivos americanos predicando su inocencia y afirmando que todo es un complot en su contra. Ella, además de ver cómo se incrementa su cuenta corriente por los contratos televisivos, revela que los culpables son los propios hospitales que realizan cirugías plásticas, que para evitar posibles denuncias contra ellos, acusan a una pobre mujer que poco puede defenderse ante los potentes abogados de las organizaciones médicas.

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