Todo comenzó como un atraco normal y corriente. Un hombre de 32 años entró en una peluquería de Meshchovsk, Rusia, con una pistola en la mano y exigiendo dinero. Los clientes y los trabajadores, asustados, empezaron a darle los objetos de valor que tenían. Cuando le tocó el turno a la dueña del local, ésta, haciendo un gesto de disimulo de entregarle el dinero, le dio un golpe que dejó al atracador totalmente sin sentido. Un golpe certero de la peluquera, que es cinturón negro de kárate.

Con la confusión y el susto entre los clientes y los trabajadores, la dueña del local hizo que todos los allí presentes se fueran del salón y declaró que ella se encargaría de llamar a la policía. Estando ya a solas lo ató, lo amordazó y se lo llevó a la trastienda. Una vez allí, lo desnudó y le dijo que hiciera todo lo que ella quisiera o llamaría la policía. El atracador accedió. Lo que no se imaginaba es que iba a estar tres días atado siendo esclavo sexual de la peluquera, que le daba viagra para que no desfalleciera su vigor.

Al tercer día le dejó marchar, ya que según ella el atracador ya debería haber aprendido la lección. Sin embargo, el atracador fue directamente al hospital, pues tenía los genitales bastante dañados. Con el parte médico, fue a la policía y presentó la denuncia pertinente. Ella, al recibir la denuncia, se sintió totalmente ultrajada. Primero, con la policía, ya que cree que la única víctima fue ella. Después, con el atracador, ya que declaró que, aunque lo retuvo, le dio comida y bebida y le compró unos pantalones nuevos.

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