Dicen que no hay una segunda oportunidad para crear una primera buena impresión, y la mayor parte de las veces es así. Todos sabemos lo difícil que resulta que un cliente nos elija por primera vez, entre por la puerta y se ponga en nuestras manos. Y esa tarea es todavía más compleja cuando se trata de que vuelva a confiar en nosotros y no decida probar suerte en otro salón.

Son muchos los factores que se conjugan para mantener la tan ansiada fidelidad del cliente, pero vamos a subrayar uno que sustenta a todos los demás: la comodidad. Este término recoge muchos detalles importantes como la temperatura adecuada, la ergonomía del mobiliario, la correcta ventilación, la no invasión del espacio personal del cliente, el trato amable, la compresión de lo que necesita y su adecuada ejecución para alcanzar un resultado satisfactorio.

“La comodidad del cliente es un aspecto tan amplio que se puede considerar sinónimo de confianza, seguridad y calidad. Todo ello se enmarca en la excelencia en la atención al cliente. Cada detalle cuenta para conseguir mantener una clientela fiel y, por tanto, para conservar un modelo de negocio de largo recorrido, organizado y con la solidez necesaria para asentarse y crecer. La mentalidad debe ser de presente y de futuro, cuidándolo todo con tanto mimo que el cliente no tenga margen para pensar si se sentiría más a gusto en otro establecimiento” explican desde OMAT, la entidad de certificación especializada en el ámbito de la peluquería y la estética.

Cuida la imagen de tu negocio y cuidarás su rentabilidad

La cuestión de la imagen del negocio puede parecer superficial, pero está muy lejos de serlo. Según indican los expertos de OMAT, “todo se traduce en términos de rentabilidad. La excelencia en la atención al cliente se convierte fidelidad y esta, a su vez, en recomendación a terceros, atrayendo al salón nuevos consumidores”. Un círculo perfecto amplificado por el efecto altavoz de las redes sociales, que consiguen hacer un centro de peluquería o estética deseable para quién todavía no ha tenido oportunidad de visitarlo por primera vez. La clave, está en saber gestionar esa imagen para conseguir atraer y, por supuesto, en no defraudar una vez que se produce la primera visita.

Quizás, a partir de ahora, verás que un sillón roto es mucho más que eso. Que una mala climatización puede ahuyentar a tu clientela o que tener los puestos de trabajo demasiado juntos y no respetar el espacio privado de cada uno podría hacer que, en la próxima ocasión, tu salón no sea el elegido y, con ello, tu negocio se resienta.









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