"La forma de empezar es dejar
de hablar y empezar a hacer".
Walt Disney, empresario, animador, guionista,
actor de voz y productor de cine estadounidense.

Hace unas semanas publicábamos una noticia sobre la primera peluquería móvil que abría en Galicia. Al frente está Juan Carlos Sánchez, un nicaragüense con vocación de emprendedor que llegó a Vigo hace unos tres años.

En muchos rincones rurales, donde los servicios básicos se diluyen entre kilómetros de distancia y olvido institucional, el simple acto de cortarse el pelo puede convertirse en una odisea. La peluquería rural móvil, un concepto que une vocación, logística y comunidad, está cambiando silenciosamente esa realidad.

No se trata solo de estética. En los pueblos donde el transporte público es escaso y las personas mayores ya no conducen, el acceso a un corte de cabello digno se vuelve símbolo de bienestar y dignidad. El peluquero o peluquera que llega en su furgoneta equipada no solo lleva tijeras y tintes: lleva conversación, escucha, conexión.

Quizás no sea una revolución ruidosa. Pero en cada pueblo al que llega, transforma. Y eso, en tiempos de tanta desconexión, ya es mucho.

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