"Hasta que no te valores a ti mismo,
no harás nada con tu tiempo. Y hasta que no
valores tu tiempo no harás nada con él".
M. Scott Peck, psiquiatra y escritor norteamericano (1936-2005).

Hace años que convivimos con los euros. Aun así, yo soy de la generación que de niño oía frases como "nadie da duros a cuatro pesetas" o "lo barato sale caro". La sabiduría de nuestros mayores debería servirnos para desconfiar de supuestos regalos, gangas y otros servicios infravalorados, desde el punto de vista económico. Sabios consejos, a pesar de la competitividad actual que obliga a muchas empresas a trabajar por debajo de sus márgenes comerciales.

Lo vemos en las redes sociales. Algunos salones, coincidiendo con su apertura, ofrecen cortes de pelo por debajo del euro. Otros pretenden captar clientela con ofertas de servicios a precios irrisorios: cortar, peinar y/o teñir a cinco euros. Ante semejantes promociones, el debate está servido. A algunos peluqueros les extraña que las cuentas de explotación de estos salones cuadren, cosa que no sucedería en su negocio, tal y como explican en los foros. A otros no les preocupan semejantes ofertas, que no garantizan la viabilidad empresarial y se dirigen a un público muy concreto. Yo comparto la opinión de estos últimos.

"La competencia solo te debe preocupar si tu imagen, servicio y producto es comparable", asegura otro de los peluqueros. Estoy de acuerdo: todo profesional debe defender su línea de negocio, los servicios que presta y las tarifas con las que valora cada uno de ellos. Ello es vital para conservar una imagen, de cara a los clientes, y mantener la viabilidad empresarial. Los precios por debajo de los márgenes exigen, en contrapartida, mayor rotación de clientes y número de servicios. De lo contrario, el negocio se va a pique. En suma, cada salón debe adecuar la relación calidad-precio que le convenga. Y trabajar en función de esa filosofía. En la peluquería intervienen muchos factores, no solo el precio. La experiencia, estilo y sobre todo feeling entre peluquero y cliente son básicos. En definitiva, motivos intangibles, difíciles de medir en euros.

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