Jean Louis Déforges nació en Boulogne-Billancourt (Francia) el 2 de octubre del año 1942. Siendo muy joven, se entretenía en cortar el cabello de todos sus familiares, algo que rápidamente se convirtió en su pasión. En el año 1960 se trasladó a la ciudad francesa Pau, situada en el suroeste del país, para aprender la profesión de peluquero. Su maestro en aquel momento amaba la escultura, la pintura y la arquitectura, facetas que marcarían a Déforges durante el resto de su vida. Cuatro años después, se desplazó a París, donde perfeccionaría sus habilidades como peluquero, junto a grandes nombres de la profesión. Dos años después, regresaría a la localidad de Pau, donde daría sus primeros pasos como director de un salón. No sería hasta el año 1972 cuando Déforges haría realidad su sueño de inaugurar su primer salón en el barrio de Saint-Germain-des-Prés, en el distrito VI de París.

Los años 60 y la irrupción de Vidal Sassoon

Jean-Louis Déforges rompió moldes en la peluquería a partir del año 1960, momento en el que el genial estilista Vidal Sassoon empezaba a acaparar los focos de los medios de comunicación. Déforges adaptó las técnicas, formación y filosofía de trabajo anglosajones, creando su propia visión de la profesión: más global, con influencias latinas y un cierto aire de elegancia. Todo ello le convirtió en uno de los peluqueros expertos en corte imprescindible durante los años 80 y 90, su periodo más boyante. Esta manera de trabajar, centrada en una técnica de corte precisa y novedosa, la exportó a cualquier proyecto que emprendía: desfiles, colecciones, formaciones, etc. La consigna era: un acercamiento a la belleza natural, sin artificios, pero con una técnica de corte que le convirtió en una figura internacional. No en vano, Déforges se veía más como un experto en cortar el cabello que como un peluquero.

Jean-Louis Déforges, impulsor de la formación en la peluquería francesa

A partir del año 1975, Déforges inició sus primeras demos y giras por toda Francia y en el resto de Europa. Solo tres años después, el peluquero, consciente de los problemas formativos de la peluquería, abrió un centro privado de formación en corte, destinado a los profesionales, al que bautizó como su Académie (Academia), cerca de La Bastilla. En dicho espacio inauguraría su segundo salón, un año después. Laver-porter, la primera colección de Déforges, vería la luz en el Forum des Halles, en el año 1980. Cuatro años después, el peluquero francés redondearía su trayectoria con la apertura de su tercer salón en la avenida Victor-Hugo, en el distrito XVI de la ciudad parisina. Desde entonces, Déforges seguiría trabajando en nuevos cortes, creando una media de dos colecciones regulares anuales, a partir del año 1985.

Jean Louis Déforges logró contagiar su vocación y pasión por el oficio, su filosofía y rigor en el trabajo a toda una generación de peluqueros, entre los que se hallaban algunos de los mejores formadores del momento.

Tras trece años de enseñanza en su Académie, Déforges quiso poner en práctica, tras la apertura de un nuevo salón en la villa de Rouen, la idea que le rondaba en la cabeza durante mucho tiempo: un corte de pelo que no necesitara brushing. Cabellos que se colocan en su lugar, simplemente con los dedos. Un corte de pelo cómodo, fácil y adaptable al estilo de vida cotidiano.

La esencia Déforges

En los salones Déforges ofrecen más de cuarenta cortes de cabello diferentes. Esta riqueza y versatilidad permite hacer un corte de pelo prácticamente a la medida de la clienta. Ninguna de las mujeres que visita el salón se debe parecer a alguien que no sea ella misma. El mismo Déforges explicó, en una ocasión, qué se puede hallar en sus locales: "He creado mis salones para las mujeres que detestan a los peluqueros, los cotilleos, los problemas y la hipocresía". Su legado continúa vivo en su hijo Arnaud y en todos los profesionales que llegaron a trabajar con él.

Un visionario que ha dejado huella en la profesión

Déforges fue un visionario que no tuvo reparos en romper con las directrices que caracterizaban, sobre todo, a la peluquería de su país cinco décadas atrás. A lo largo de su carrera, logró contagiar su vocación y pasión por el oficio, su filosofía y rigor en el trabajo a toda una generación de peluqueros, entre los que se hallaban algunos de los mejores formadores del momento. Como ser humano, algunas fuentes han destacado su sentido del humor, su carácter íntegro y apasionado y su personalidad arrolladora que impactaron a todas aquellas personas que llegaron a conocerle. Desde Beauty Market rendimos homenaje a Déforges, cuya huella en la profesión todavía pervive a día de hoy.









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