Primero fueron los hipsters; después los lumbersexuales. Tribus urbanas que han recuperado la esencia masculina: los rostros barbudos, a menudo acompañados de bigote y patillas de gran tamaño. Sin embargo, y desde hace años, se ha puesto en cuestión la higiene de barbas y bigotes, aunque el usuario se esmere con el agua y el jabón. El asunto colea desde los años 60. Concretamente, a raíz del artículo Microbiological Laboratory Hazard of Bearded Men, del año 1967, a cargo de Manuel Barbeito, microbiólogo, Carlos Mathews y Larry Taylor, de la Oficina de Seguridad e Higiene Industrial en Fort Detrick, Maryland (Estados Unidos). Mediante un experimento, el estudio dejaba claro que los microbios se adherían más a los científicos con barba. El estudio incluía recomendaciones acerca de cómo los científicos debían asearse tras los experimentos en el laboratorio.

Ahora, otro estudio, esta vez del Reino Unido, vuelve a abordar el asunto. El profesor Anthony Hilton, jefe del departamento de biología de la Universidad de Aston, asegura que las perillas, tan en boga hoy en día, propias de los hipsters, poseen hasta 20.000 bacterias. La investigación, publicada en la revista Anaesthesia, cuantifica el número de gérmenes existentes en esta especie de accesorio peludo.

A tal efecto, se colocaron mascarillas en varios hombres con y sin barba. Así se recogieron las bacterias desprendidas de los rostros masculinos. Y posteriormente se hicieron comparaciones. Se trataba de averiguar si los gérmenes eran más abundantes o no en los hombres con barba. Los resultados evidenciaron que los barbudos son el refugio de un número alto de gérmenes, más de los que se hallan en los rostros de hombres sin barba o de las féminas, concretándose un número: 20.000.

Gérmenes que no suponen un peligro para la salud

En cuanto a la cuestión de si las barbas abundantes tienen alguna repercusión sobre la salud del individuo, los expertos no acaban de llegar a un acuerdo. Carol Walker, especialista del cabello del centro de Tricología de Birmingham (Reino Unido), avisa que una barba poblada puede causar infecciones de piel más frecuentes. Walker también advierte que se incrementa el riesgo de transmitir esos gérmenes o bacterias encubiertas en los pelos, como estafilococos. Se trata de bacterias que viven en la superficie de la piel sin ocasionar daño alguno. Únicamente si se produce una herida, el estafilococo puede provocar una infección. Además, los estafilococos abundan retenidos bajo las fosas nasales cuando se produce un resfriado. Walker también explica que los bigotes pueden detener o evitar que los alérgenos entren en la nariz. Si se besa a alguien, se le puede pasar la bacteria, dice la experta.

La especialista en Tricología recalca que algunas personas tienen el hábito de tocarse la barba varias veces al día, en ocasiones con las manos sucias, transfiriéndose estos gérmenes a la cara y boca. En consecuencia, se produce picazón y futuros eccemas que empeoran con el sudor de la piel.

Otros investigadores, como Hugh Pennington, profesor emérito de bacteriología en la Universidad de Aberdeen (Escocia), recalca que el hecho de llevar barba no entraña ningún riesgo para la salud. Una opinión que respalda el profesor Pennington, citado en el mismo artículo, quien subraya que las bacterias de la barba son las mismas que las de la piel, por lo que no representan ningún problema para la salud de la persona. En su opinión, no es raro hallar 20.000 bacterias en la piel y tampoco supone ningún problema para el barbudo ni las personas en contacto con él.









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