"Cada cosa tiene su belleza, pero no todos pueden verla".
Confucio, filósofo chino.

Un debate que siempre permanece y que no parece tener respuesta es saber hasta dónde llega la importancia de la imagen en nuestra sociedad. En concreto, para los gobernantes chinos es más que importante ya que se trata de una cuestión de Estado.

Este verano, durante la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos aparecía una jovencísima niña de nueve años cantando la canción más importante del evento mientras hacia entrada la bandera nacional china en el Nido.

Lin Miaoke, la niña en cuestión, tenía una imagen perfecta, transmitiendo los valores de belleza física y vocal que consiguieron hacer brillar al país asiático. El político de turno debió pensar que eso no pasaría si, en vez de aparecer la bella Lin, lo hubiera hecho Yang Peiyi, la verdadera voz angelical pero con un rostro no tan favorecedor.

¿Debe suceder un hecho como éste en un evento tan importante como unos Juegos Olímpicos? A los profesionales de este sector os gusta ver la belleza en cada rincón que observáis, os gusta conseguir que la gente se sienta bella. Y para ello se trabaja día a día, buscando, explorando, investigando.

Sin embargo, se debe explotar la belleza interior de cada uno porque un profesional puede hacer verdaderos milagros cuando la persona siente la belleza dentro de sí, y si sucede al contrario, no podrá ver reflejados con éxito los resultados de su trabajo.

La imagen es sinónimo de producto, los profesionales no crean productos, venden emociones. Sin duda, en esta ocasión, ha resultado mucho más importante la imagen, relegando la verdadera belleza que era el talento.









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