Un corte de pelo o un nuevo tono pueden transformar de manera radical el estado de ánimo de una mujer. Más allá del estudio de las facciones, la textura del cabello o el color de base, los estilistas se convierten muchas veces en consejeros de aquellas clientas que desean un cambio en sus vidas. También lo son en caso que, producido ese cambio, busquen adaptarse a la nueva situación.

Carles Domínguez, miembro del equipo artístico de Toni & Guy España, define el corte de pelo emocional como la necesidad de ir a la peluquería independientemente del resultado final. "La función principal es la satisfacción que obtiene la clienta al conseguir un objetivo nuevo, viéndose más favorecida. Para ella es importante que la gente lo vea y lo note. Es decir, que el cambio no pase desapercibido", explica.

Tres cambios importantes en la vida de una fémina

Para el estilista hay tres circunstancias claves en la vida de una mujer que en ocasiones requieren de una revisión de la imagen: antes o después de dar a luz, tras una ruptura sentimental o ante un desafío profesional importante. "Cuando una mujer va a tener un bebé funciona muy bien el long bob, una melena recta con pocas capas por debajo de los hombros". Un peinado que favorece, es sencillo de mantener y permite espaciar las visitas a la peluquería en un momento en el que se dispone de poco tiempo, en opinión del estilista.

Si lo que se produce es una situación de crisis sentimental o separación, las peticiones se centrarían más en el tono del cabello que en el propio corte, según Domínguez. "Algunas mujeres deciden hacerse rubias porque a la persona con la que estaban no les gustaba el cabello claro. Otras veces sucede al contrario. Por lo tanto, se oscurecen el pelo porque a su pareja le gustaba el rubio. Se trata de rebelarse con su anterior relación y buscar su nuevo lugar", explica.

Tener un hijo, experimentar una ruptura sentimental o un desafío profesional encabezan el listado de situaciones de cambio.

Ante un nuevo desafío profesional, no son pocas las clientas que optan por un corte más definido. Básicamente, un peinado que denote clase y cuidado por la propia imagen. "No se trata de buscar un cambio que aporte más madurez sino de mostrar equilibrio. En estos casos se puede optar por una melena más corta y sana que encaje con el nuevo rol que vamos a desempeñar".

Ante casos puntuales de estrés que derivan en una caída de cabello, Domínguez recomienda mantener el largo de las capas. De esta manera, se obtiene más volumen y se sube la longitud de la melena. Si lo que se pretende es marcar los ángulos de la cara, acentuar los pómulos o disimular ciertas señales de la edad una buena opción sería buscar un flequillo adaptado a la clienta.

Antes de llevar a cabo cualquier tipo de transformación, Carles Domínguez recomienda sentarse y estudiar cada caso de manera personalizada. El estilista trata de averiguar hasta donde estaría dispuesta a cambiar la clienta. "Cuando alguien busca un cambio, normalmente llega con una idea muy extrema. Lo ideal es rebajar esas aspiraciones y buscar un punto intermedio. Creo que ayuda mucho ver opciones con imágenes reales y ser muy consciente de qué puede conseguirse y qué no", afirma.

En su opinión, un corte de pelo puede contribuir a que una persona adquiera más seguridad en si misma y se sienta más fuerte y poderosa. "Cuando una mujer lleva un look más marcado o atrevido y se ve guapa tiene más actitud. Y eso se traslada al resto de facetas de su vida".









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