Leen y Bertus cortan el pelo masculino desde los 14 años. Hace siete años fundaron la barbería Schorem Haarsnijder & Barbier, en el barrio por excelencia de la clase trabajadora de Róterdam (Países Bajos). Con el paso del tiempo, esta barbería y academia a la vez se ha convertido en una de las más frecuentadas por holandeses y turistas provenientes de toda Europa. Se anuncian con un curioso eslogan: The scumbags barbers of Rotterdam (algo así como los barberos basura de Róterdam). Sin ir más lejos, schorem es una especie de juego de palabras que significaría basura o chicos malos en holandés, aunque también es el pretérito de "lo afeito".

Más que una barbería hipster

Influenciados por la barbería clásica y su pasión por el rock n'roll, Leen y Bertus abrieron Schorem Haarsnijder & Barbier con el propósito de ofrecer cortes de pelo clásicos y tradicionales así como un servicio de afeitado premium, a navaja y acompañado de toallas calientes. Schorem se llena de clientela masculina de lo más variopinta -rockeros, hipsters, ciclistas y aficionados al psychobilly, por ejemplo- ávidos de que les hagan todo tipo de cortes pompadours, flattops (estilo militar con frontal en forma de cepillo), contours (laterales y cuello más cortos que el resto de la cabeza), etc.

En esta barbería no se preocupan por lo que se lleva; simplemente aman la cultura rockera y tratan de recuperar el estilo refinado del dandi con un punto canalla. El equipo que trabaja en Schorem es una buena muestra de ello: aspecto pulcro, cuidado pero tatuados de la cabeza a los pies.

Aunque parezca raro, en Schorem no se reserva día y hora. Los clientes hacen cola aunque la experiencia vale la pena. El local de Leen y Bertus es más que una barbería hipster: traslada al público a una época donde los hombres charlaban, se tomaban una cerveza y compartían un espacio exclusivo para ellos. Un lugar donde se venera la barbería artesana, se cuida a los clientes y se revive un estilo de vida que gana adeptos y traspasa fronteras.









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