"Valor es lo que se necesita para levantarse
y hablar; pero también es lo que se requiere
para sentarse y escuchar".
Winston Churchill, primer ministro del Reino Unido
durante la Segunda Guerra Mundial
(1874-1965).




El lavacabezas puede dar pie a las confesiones más íntimas. Así lo aseguraba Antonio Garrido en su libro Anécdotas de peluqueros. La crisis y la subida del IVA han potenciado, aún más, la relación salón-psicólogo.

Según el autor, estilista, peluquero y personal shopper, un salón es mucho más que tijeras y tinturas. En su libro, publicado hace dos años, el peluquero cordobés narraba, con mucho humor, las mil y una situaciones protagonizadas por compañeros, jefes, clientes/as e incluso por él mismo. El peluquero se convierte en un confidente, alguien a quien pedir consejo, y no solo sobre tintes y cortes de tijera.

La crisis económica y la subida del IVA (del 8 al 21%) han contribuido al cese de más de 8.000 salones en toda España, desde el año 2012, según la patronal española de peluquerías. Aun así, la mayoría de las peluquerías conservan a su clientela fija. Público, sobre todo femenino, que tiene clara una cosa: ponerse en manos de un buen profesional vale la pena, a pesar de la caída de poder adquisitivo.

El peluquero es, ante todo, un buen oyente. Habla con las clientas, escucha lo que quieren, las asesora para que consigan un cambio de imagen satisfactorio. Pero ello no impide que, a veces, la conversación fluya hacia otros derroteros... más personales.

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