"Hay una especie de vergüenza en ser feliz
a la vista de ciertas miserias".
Jean de la Bruyere, escritor y moralista
francés (1645-1696).

En Latinoamérica, especialmente en Venezuela, Paraguay y Argentina, se está generando desde este mes de agosto un fenómeno social digno de estudio. Se trata de las llamadas y ya muy conocidas pirañas o robapelos. Son bandas o personas perfectamente organizadas que salen a la calle a escoger a sus víctimas para cortarles y robarles el cabello que venderán más tarde. Se trata de todo un caso social que ha puesto en alerta a varios gobiernos obligados a tomar medidas para atajar tal acción desvergonzante.

En el mercado negro el cabello virgen y sin puntas abiertas se cotiza muy alto. Parece ser que hay preferencias por los tonos más claros y rubios por su fácil cambio de color y por su gran longitud. El destino de tal cabello suele ser el mercado exterior, donde hay fabricantes ávidos de materia prima para la fabricación de pelucas. También la fuerte demanda y el alto precio que se paga en dichos países por las pelucas, "cortinas" o extensiones que se ofrecen en los propios salones de belleza, ayudan a que esta situación se siga produciendo.

En tales latitudes es común acudir al peluquero a vender el propio cabello al profesional, que luego utilizará para trabajos de otros clientes. La persona que desea vender su propio cabello suele hacer antes una ronda por varios peluqueros para valorar al mejor postor, ya que esta transacción no puede hacerse a menudo. El cabello de una persona suele crecer entre 1 y 1,5 cm por mes y la longitud mínima exigida es de 40-45 cm. Es más, en un salón de peluquería se suelen consumir un promedio de entre 4 y 5 juegos de cabellos naturales por mes para los distintos trabajos que deben realizarse con él. Cada cabellera suele tener aproximadamente 300 mechones de cabello y se suelen utilizar unos 50 mechones por extensión y por cliente, comenta una profesional.

La mayoría de los profesionales argumentan que es mejor comprar el cabello en los mayoristas que se dedican a ello, ya que viene mejor preparado para tal fin, no viene mezclado con otras cosas para aumentar el volumen, y además el corte debe ser preciso y con delicadeza para luego poder trabajar correctamente con él. Una situación la descrita digna de un guión de película.

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