"Soy rey de mi voluntad; no me la
ocupan negocios, y ser muy
rico de ocios es suma felicidad".
Lope de Vega, famoso poeta
y dramaturgo madrileño
(1562-1635). ​

Al menos los sábados. Así lo aseguran Cyril Bazin y Sarah Guimond, al frente de 8 salones y 35 empleados en la ciudad francesa de Nantes, quienes, ante la escasez de personal y las dificultades para contratarlo, han decidido cerrar los sábados y ampliar horario nocturno con el fin de atraer el interés de nuevos aspirantes a completar sus plantillas.

Todo, y según apuntan, debido a la pandemia, que no solo ha transformado los hábitos de los clientes, sino los nuestros propios: muchos huyen de las ciudades al campo, cambian de trabajo en busca de más tiempo de calidad del que disfrutar y tienen claro que su familia y amigos han escalado un considerable número de peldaños frente a la vida laboral y sus sacrificios para (entre comillas) 'triunfar'.

La experiencia ha resultado todo un éxito. Lo cual, indefectiblemente nos lleva a considerar si en verdad los modos y pautas laborales serán otros en el futuro a raíz de la nefasta experiencia del Covid-19 y si el trabajo, en concreto, no volverá a ser nunca igual.

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