theQhair, la Guía de Calidad de la Peluquería, analiza la realidad del sector a la llegada del coronavirus. Un exhaustivo análisis que se incorpora a la campaña de acción global que desarrolla la entidad para asegurar una reapertura lo menos traumática posible de los salones, el día después del Covid-19.

Los datos del sector de la peluquería

Con los datos de los que disponemos en la actualidad, y partiendo de las cifras de 2017-2018, se desprende que la peluquería ocupa en la actualidad en España a 200.000 personas, un 85% de las cuales son mujeres.. La mayor parte de firmas son pequeñas empresas que llevan a cabo la gestión de un solo establecimiento. Así, a pesar de la expansión que están llevando a cabo las principales cadenas, el sector muestra un fuerte grado de atomización de la oferta.

Las cinco primeras cadenas en términos de ingresos reunieron de forma conjunta el 6,7% del volumen de negocio total en 2017, mientras que las diez primeras concentraron el 9,6%.El volumen de negocio generado por los establecimientos de peluquería registró al cierre de 2018, la cifra de 3.250 millones de euros. Pero sí nos fijamos en el periodo comprendido entre 2011 y 2019, veremos que el sector se ha ralentizado.

Frente a los datos económicos de 2019 en los que el PIB español se ha incrementado en un 2,3% en precios corrientes, mientras que la peluquería profesional ha caído un -0,7% en su volumen de facturación con respecto al año anterior.

Coincidiendo con la subida del IVA del 8% al 21% producida en 2012, sí bien el volumen de ventas en 2011, era de 5.000 millones de euros, en 2019, los ingresos sólo alcanzaron la cifra de los 3.000 millones de euros. Frente a los datos económicos de 2019 en los que el PIB español se ha incrementado en un 2,3% en valor corriente, en 2019 la caída en volumen de la peluquería profesional, sigue deteriorándose hasta descender al -0’7 % respecto al año anterior. El impacto negativo del IVA sobre el sector de las peluquerías, sigue deteriorando su situación económica, de tal manera que en 2019 la peluquería profesional ha caído un -0,7% en su volumen de facturación con respecto al año anterior.

España está por encima de la media europea, donde existe una peluquería por cada 1.500 habitantes, ya que aquí existe una peluquería cada 900 habitantes.
Sí hablamos del sector de fabricantes de peluquería y estética, El 76% de las empresas españolas del sector profesional cerraron el 2019 con un aumento notable de la facturación gracias a la internacionalización. Es una de las principales conclusiones que se desprende de la Encuesta Sectorial realizada por la Asociación Nacional de Empresas del Sector Profesional de Peluquería y Estética (ANEPE) que subraya la internacionalización como principal impulso del sector.

Así, el estudio refleja que el 76% de las empresas encuestadas le da a la internacionalización -en un escala de 0 a 10- un 8 como punto a tener en cuenta en su estrategia empresarial. "La madurez del mercado nacional, sumado a la coyuntura económica actual de cierta ralentización, han hecho que las empresas hayan realizado más esfuerzos en el panorama internacional y ahora estén recogiendo sus frutos. Y es que para algunas de nuestras empresas asociadas, el negocio internacional supone ya el 50% de su facturación total", comentan desde ANEPE.

Y es que, España se sitúa entre los diez primeros países exportadores de cosmética, posición que se han alcanzado gracias a la velocidad de innovación para adaptarse rápidamente a las necesidades del consumidor. Coincidiendo con estos datos, el último estudio del sector de la cosmética y la belleza, elaborado por Stanpa, refleja que el peso en la venta de productos de cosmética y belleza profesional descendió en los salones españoles en -0’1% respecto a 2018 mientras que el volumen de crecimiento de las grandes plataformas online continua creciendo exponencialmente.

La realidad del sector de la peluquería

» El sector de la peluquería en España arrastra enfermedades estructurales desde hace años. La recuperación económica, tras la crisis de 2008, no refleja las mismas cifras de crecimiento que la totalidad de la economía en el país. Frente a los datos económicos de 2019 en los que el PIB español se ha incrementado en un 2,3% en precios corrientes, mientras que la peluquería profesional ha caído un -0,7% en su volumen de facturación con respecto al año anterior.

» Evaluado globalmente, el sector de la peluquería es un sector poco capitalizado, en el que los márgenes de beneficio son bajos, lo cual no invita ni facilita la inversión continuada en el negocio. En los segmentos precarios del sector, es la misma supervivencia la que está en juego. En estas circunstancias, no es extraño que el 17% de los responsables de salones identifiquen los impuestos como un problema y que el 11% se queje de la subida de los costes. En el 31% de casos la peluquería se basa en el trabajo de una persona sola. Eso supone una fragilidad evidente y quita mucho margen de maniobra.

» Un 69% de establecimientos (casi siete de cada diez) tiene más de 10 años de vida. Este hecho puede constituir tanto un activo (por la experiencia y la consolidación que puede representar) como una debilidad (si va acompañada por una falta de interés por la puesta al día de las peluquerías más veteranas).

Un alto porcentaje de las peluquerías no implementa hoy por hoy, más allá de las redes sociales y de manera poco profesional, las nuevas tecnologías en la gestión diaria de sus empresas.

» Sólo el 8% de los establecimientos, en este caso, las franquicias del sector, copan un 9’8% de los beneficios. En estos momentos, se trata del único segmento que aumenta paulatinamente tanto en número de establecimientos como en ingresos.

» Todavía se detecta una falta de know-how empresarial en un número importante de responsables de salones, así como una falta de visión y de espíritu empresarial. Por tanto, el déficit es también cultural. Lo prueba el hecho de que, a pesar que entidades, marcas y algunos gremios ofrecen cursos de formación en gestión empresarial, un volumen alto de los profesionales continúan poco motivados en asistir.

» En general, aún nos encontramos con un insuficiente nivel formativo en el sector y eso tanto si nos referimos a la práctica del oficio como si (aún más) sí hablamos de la formación de tipo empresarial. De hecho, la falta de personal cualificado es un problema destacado para el 17% de responsables. Muchos peluqueros se quejan también que cuando les llega el nuevo personal, se le ha de enseñar de nuevo o se le ha de llevar a formarse a otros centros. Eso se debería entre otras cosas, a que algunos profesores (por ejemplo, los de los IES) están alejados de la realidad del sector y a que otros centros dedican poco interés real a la formación de sus alumnos. También se atribuye parte de la culpa a la reforma del sistema educativo: los alumnos -se dice-, salen mal preparados porque no hay tiempo en dos años de aprenderlo todo. Y es que, con las últimas reformas en formación profesional, se ha ido pasando de una formación que duraba cinco años, a una que dura dos, lo cual ha provocado que se pierdan muchas asignaturas. De esta forma, con dos años y viniendo de la ESO, el alumno no puede asumir el grado de madurez que se requiere en el mercado laboral.

Ante esto, se propone que se diferencie lo que es un técnico básico en peluquería de lo que podría ser un técnico especialista.
Por su parte, los que se dedican a la formación dicen que los alumnos no acaban los estudios ya que, una vez que van a hacer las prácticas profesionales, no vuelven a las escuelas: los salones donde van a realizarlas se los quedan.

» El hecho precedente ocurre porque en el sector no hay bastante personal disponible. Este es otro problema de fondo del mundo de la peluquería, que limita la expansión de los profesionales ya establecidos y que tiene mucho que ver con las condiciones laborales (bien poco atractivas) que se ofrecen a los asalariados del sector. Eso hace que haya muchos alumnos que, al acabar la formación de peluquería, se dedican a otros oficios, ya que muchas veces encuentran ofertas laborales más interesantes en otros sectores.

» Todavía sobre las prácticas profesionales, hay un exceso de trámites burocráticos por parte de la administración, hecho que dificulta el proceso para acoger a los chicos y chicas en los salones de peluquería.

» Las carencias en la formación alcanzan otros ámbitos: algunos aspectos desatendidos por parte de la Formación Profesional reglada, más allá de la seguridad y la higiene, son el tema de la formación empresarial y la realidad del sector. Aunque existe un crédito de "seguridad e higiene" y otro de "administración y gestión de la pequeña y mediana empresa", los alumnos no salen preparados en estos campos, cosa que se pone en evidencia en el crédito de síntesis cuando se les hace diseñar un proyecto de salón de peluquería.

» El sistema educativo resulta inadecuado (en opinión de algunos profesionales) también en otros aspectos: en los centros se puede cursar un segundo ciclo de asesoramiento de imagen pero ofrece pocas oportunidades de trabajo (por tanto, aparece un problema a la hora de insertarlos en el mercado laboral para hacer prácticas, ya que a nivel práctico estos alumnos tienen carencias y les faltan habilidades y experiencia). Sería más útil un segundo ciclo de peluquería.

El drama sanitario y económico que está generando el Covid-19 constituye, sin duda, la espoleta definitiva para un sector que necesita en su mayoría reinventarse para sobrevivir.

» En cuanto a la formación continua (vital en un sector donde la actualización es del todo necesaria) esta es bien escasa. Por ejemplo, hay pocas escuelas que impartan cursos de gestión empresarial de alto nivel u otras materias relacionadas con las habilidades emocionales y personales estrechamente ligadas en la actualidad a los requisitos óptimos para ser eficaz y eficiente en un sector más acorde con el mundo y el cliente actuales.

» La mayoría de establecimientos son de una baja complejidad (es decir, que no 'se complican la vida'): solo el 21% de peluquerías afirma tener una especialidad diferenciadora y el 60% del total no prestan servicios complementarios (en el resto, sobre todo, se trata de servicios de estética). En cualquier caso, en el 50% de supuestos eso no representa más del 10% de la facturación. En cambio, sí que el 66% de establecimientos venden productos de peluquería a pesar de que ha quedado demostrado, que en estos momentos son las grandes plataformas on-line las que acaparan en primera posición, el ránking de interés del cliente final.

» A todo esto, el sector tiene además un problema añadido de competencia desleal generalmente de los "recién llegados": un 30% de los responsables de establecimientos lo denuncian. La competencia desleal se da tanto por parte de aquellos peluqueros que trabajan en la economía sumergida como por parte de las escuelas privadas o semioficiales donde no se paga a los trabajadores-aprendices y en cambio sí que se cobra a los clientes por el servicio. Incluso hay "falsas academias", salones que abren como academias permitiéndose tener "falsos empleados/aprendices" y con precios reducidos.

» Las debilidades y las problemáticas, entonces son numerosas y con el agravante que a menudo se suman las unas a las otras, amplificándose sus consecuencias. Como resultado de este estado de cosas, muchos establecimientos viven en medio de una realidad precaria.

La falta de personal cualificado es un problema destacado para el 17% de responsables. Muchos peluqueros se quejan también que cuando les llega el nuevo personal, se le ha de enseñar de nuevo o se le ha de llevar a formarse a otros centros.

» Un alto porcentaje de las peluquerías no implementa hoy por hoy, más allá de las redes sociales y de manera poco profesional, las nuevas tecnologías en la gestión diaria de sus empresas. Se ve la necesidad de tener no solo un programa informático que gestione su negocio, sino también la necesidad de disponer de formación tecnológica.

» Un número importante se salones profesionales viven por encima de sus posibilidades reales económicas y en permanente estancamiento económico o en recesión. Existe todavía mucha carencia de filosofía empresarial y ello produce un exceso de "vivir al límite": ello, añadido a una congénita cultura de supervivencia artesanal hace que la rentabilidad económica del salón suponga un cóctel letal.

El drama sanitario y económico que está generando el Covid-19, constituye sin duda, la espoleta definitiva para un sector que necesita en su mayoría reinventarse para sobrevivir. Los últimos cálculos al respecto, vaticinan que un 25% de los salones existentes, corren el riesgo de cerrar. El impacto que supondría a nivel personal y económico es incalculable en estos momentos.
Está claro que el sector debe posicionarse para diseñar y ejecutar de dinamización e innovación de la peluquería en este país. Este plan puede esperar unos meses. Ahora toca medicina de crisis. Es el momento de comenzar por hacer frente de manera racional y positiva a los efectos de la pandemia que nos ha tocado vivir. Pero vayamos paso a paso. Esto lo analizará theQhair, en un próximo capítulo.









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