"Mirar es una cosa. Ver lo que se está mirando es otra.
Entender lo que se ve, es aún otra. Llegar a aprender de lo que
se entiende, es algo más. Pero llegar a actuar en base
a lo que se ha aprendido, es todo lo que realmente importa".
Winston Churchill (1874-1965), político y hombre
de estado británico. Fue primer ministro del Reino Unido
en dos períodos (1940-45 y 1951-55).
Hace escasamente un mes, CCOO Euskadi alertó del riesgo tóxico que sufre el profesional de la peluquería y la estética por la manipulación y exposición de productos tóxicos e irritantes. El sindicato se basa en una investigación de Osalan, el Instituto de Seguridad y Salud Laborales del Gobierno de Euskadi, para denunciar de forma contundente que “pequeñas empresas dedicadas a la peluquería y a otros tratamientos de belleza incumplen absolutamente las obligaciones preventivas en materia de manipulación de productos tóxicos entre sus empleados”. Critican, además, las precarias medidas de prevención y de vigilancia de la salud en este tipo de centros.
Parece incomprensible que aún existan tantos centros que descuiden la importancia de asumir una correcta evaluación de los riesgos laborales que hay en nuestros lugares de trabajo. Nuestro sector es uno de los más sufridos en accidentes laborales, comenzando por trastornos musculares y esqueléticos, y continuando por alergias, dermatosis, afecciones pulmonares, problemas respiratorios, cortes, pinchazos, abrasiones… La lista sería interminable.
Seguir las pautas de acción preventiva vigentes en la Ley de Prevención de Riesgos Laborales es una obligación que jamás debemos pasar por alto. Ante todo está nuestra salud y la de nuestros compañeros y clientes.
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