"Los negocios son un arte, ya que
en ellos se mezcla la estética y la ética.
Sin ética no son útiles.

Alejandro Jodorowsky, artista polifacético
chileno de origen judío-ucraniano (1929).


La ética define a una gran parte de nuestra personalidad, es la que determina nuestra conducta, principios y valores morales. Sin embargo, esta palabra es sumamente compleja, ya que lo que puede ser "bueno o malo" para una persona, lo interpreta de forma diferente otra.

El fin de toda actividad empresarial debe ser la satisfacción de las necesidades humanas. Toda empresa debería llevar impreso un espíritu en su ADN de avance, de progreso, que justifique su existencia. No sólo consiste en hacer bien las cosas una y otra vez, sino en hacer lo correcto en todo momento.

Cualquier empresa que nazca sin pretender mejorar la situación a la que dirige su actividad, nace coja, débil, sin alma. Más tarde o más temprano correrá mayor riesgo de fenecer, ya que no dispone de brújula propia.

Todo ello viene al hilo de la reciente irrupción en la oferta ferial de nuestro sector en la ciudad de Barcelona. La cuestión es que a principios del año 2013 se han convocado dos eventos el mismo fin de semana en una misma ciudad y dirigidos a un mismo público.

La feria que lleva más de 19 años de mercado organizándose en unas fechas parecidas observa cómo de repente otra se posiciona el mismo fin de semana o en fechas colindantes. Sin entrar en la intoxicación informativa creada sobre quién de las dos ha movido fechas para coincidir, la realidad es que parece fácil pensar que el certamen entrante ha pretendido, cuanto menos, acercarse en el tiempo y localización con la ya existente, con la principal intención de debilitar a su contrincante, en lugar de trabajar, por ejemplo, en plantear al sector unas nuevas fechas, un innovador y diferenciador encuentro que ayude a sumar, a generar y potenciar sector, ganándose con sus propios méritos, trabajo y planteamientos, la confianza de sus potenciales clientes.

El ambiente de crispación generado no beneficia a nadie. Sólo se transmite confusión y desorden, y ayuda bien poco al fin de todo evento de esta naturaleza, que es sumar en lugar de dividir y nacer con la inviolable misión de velar desde un principio por los intereses de sus principales actores, los expositores y los visitantes, que se ven obligados a entrar en este absurdo juego.

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