Tras investigar a 154 especies de primates que conviven en sociedad, la doctora Cyril Grueter, de la University of West Australia, llegó a una conclusión: los machos compiten entre sí luciendo características físicas ostentosas (narices más grandes, pelaje más grueso, labios superiores pronunciados o verrugas prominentes, por ejemplo), para llamar la atención sexual de las hembras y destacar entre el resto de machos.

Estos comportamientos, trasladados al ser humano, se traducen en barbas y bigotes espesos. Así se desprende del artículo La Evolución del Comportamiento Humano, de la propia doctora Grueter. Las barbas ejemplifican superioridad y virilidad para competir contra los demás machos. Cuanto más ostentosa y frondosa sea la barba mucho mejor, ya que se proyecta aún más superioridad y competitividad.

Una competencia virtual

Esta supuesta competencia entre hombres, no se produce cara a cara. Más bien se trata de un enfrentamiento digital, a través de las redes sociales. De ahí la gracia del estudio de la doctora Grueter. Parece que las féminas reconocen sentirse más atraídas por individuos con barbas que por aquellos afeitados. Y así lo manifiestan en Facebook, Twitter y otras redes.

El tamaño de barbas y bigotes importa

El estudio de la doctora Grueter insiste en que la barba se lleva, como símbolo de superioridad, desde como mínimo el siglo XIX. Los soldados ingleses que colonizaron la India mostraban rango y destreza con el tamaño de sus bigotes y barbas. Asimismo, ambos accesorios ya servían para atraer a las féminas y contraer matrimonio con ellas.

Recomendamos