"El cambio es ley de vida. Cualquiera
que sólo mire al pasado o al presente,
se perderá el futuro."

John Fitzgerald Kennedy, político estadounidense
(1917-1963).

Todo lo que las marcas saben para llegar a sus posibles consumidores se desdibuja. A día de hoy, las empresas están obligadas a dirigirse a públicos muy diferentes en cuanto a edad, cultura, hábitos, etc. A estas dificultades, se suma que cada grupo de público se decanta por productos cada vez más específicos, pensados únicamente para ellos. Por si no fuera suficiente, niños, adolescentes y adultos utilizan los mismos medios de comunicación que no tienen nada que ver con los tradicionales. En suma, un maremágnum de mensajes y canales que favorecen la segmentación y que es necesario conocer.

En primer lugar, ya no sirven los mismos códigos ni tampoco los eslóganes que se publicitaban años atrás. En segundo lugar, ganan terreno los nuevos dispositivos (móviles, tabletas) y las nuevas tecnologías, abanderadas por las redes sociales. Abuelos, padres, niños y adolescentes empiezan a conocer al dedillo el mundo digital.
Como sucede con muchos sectores de actividad, la peluquería no puede permanecer impasible ante semejante revolución tecnológica. Toca ser más dinámicos que nunca para no perder negocio en los años venideros.

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