Arias luchó contra el fascismo en España y en Europa durante nueve años, combatió y cortó el pelo a cientos de camaradas. En 1946 se instaló en Vallauris y puso una peluquería con su inseparable compañera Simona Francoual, combatiente de la Resistencia francesa: "Aquí vino un día a cortarse el pelo el mismísimo Pablo Picasso", contaba el propio Eugenio sin parar de reír. Eugenio fue su peluquero, su confidente, su amigo, su compañero en tardes de toros, y Picasso padrino de su boda cuando contrajo matrimonio con Simona en 1950. "Picasso fue mi segundo padre", decía orgulloso.

Picasso acudía desde 1948 a la barbería de Eugenio Arias en Vallauris, donde disfrutaba de la conversación con el barbero, exiliado comunista como él. En palabras de Eugenio Arias, "Picasso siempre estaba atento y era muy generoso con los problemas de sus compatriotas y procuraba ayudar a los movimientos por la Paz y todos los que se lo pedían". Picasso, fiel a las amistades antiguas, hizo partícipe a Arias de su círculo artístico e íntimo de amistades, de los cuales también se conservan recuerdos en el museo.
Arias, exiliado como el propio Picasso, fue su peluquero y amigo durante 26 años. Conversaban de política por sus afinidades ideológicas. Ambos compartían la vida cotidiana: jugaban a las cartas, realizaban rondas por los bares, asistían a las corridas de toros, conversaban sobre España... Desde su peluquería, Arias recibía a las personas que llegaban a esta localidad con el propósito de visitar al pintor.

Arias donó generosamente en 1985 a su pueblo la colección de dibujos, cerámicas y pirograbados que Picasso le regaló: "Me lo querían comprar todo los japoneses y los alemanes, pero a mí no me mueve el interés, se lo he dado a mi pueblo con el corazón". Su regalo llegó a España como la libertad, con la democracia, y ahí queda el presente de un modesto peluquero comunista en el Museo de Buitrago, un museo a la amistad que reúne las obras que dan fe del afecto que el pintor malagueño y el peluquero se profesaron. "Enterré a Picasso con una capa española que me mandó mi madre, le velé yo solo y le llevé a Vauvenargues, donde le sepultamos".

En Eugenio, decía Picasso, tuve la suerte de conocer a un hombre sencillo, cabal e intenso como su vida, llena de generosidad y haciendo gala de que el rencor no conduce a nada y que la igualdad entre los seres humanos es una de las más bellas metas por las que combatir.

Enrique Morentes, cantaor granadino, acaba de presentar su último trabajo en el que rinde homenaje a la amistad entre el mundialmente conocido pintor y el peluquero español. Eugenio tenía una colección importante del pintor, pues Picasso le pagaba con obras de arte en lugar de dinero. Según Morente, "el verdadero amor es la amistad, dos personas que son tan fieles, confidentes y se ayudan tanto como ellos". Morente utiliza al pintor como hilo conductor de su espectáculo y utiliza de él algunos de sus poemas, además de incluirlo en muchas de sus canciones.

Eugenio murió a los 98 años, el 28 de abril del 2008 en Vallauris (Francia).

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