El hecho de que alguno de nuestros empleados deje de trabajar para nosotros, puede convertirse en una pérdida importante, sobre todo si ese trabajador decide poner en práctica todo lo que aprendió con nosotros y se convierte en nuestra competencia directa, incluso llevándose a nuestros clientes, lo que puede acarrear una pérdida importante en nuestra facturación.

Hay sectores en los que esa pérdida no se convierte en problema alguno, pero por desgracia, en el sector de la peluquería esto puede ocurrir, y de hecho ocurre a menudo. Perder a ese tipo de empleados puede acarrear una pérdida de experiencia y conocimiento, e incluso de clientela, lo que puede resultar devastador para nuestro negocio.

Prevenir siempre es una buena estrategia. Para ello, deberíamos preguntarnos si estamos ofreciendo a nuestros clientes ese plus que les incite a volver aunque existan otras ofertas a su alrededor. Si a nuestros clientes solo les atrae "que les gusta cómo les atiende nuestro empleado", tenemos que pensar que estamos ofreciendo muy poco para conseguir fidelizarlos. Nuestro trabajador puede optar a mejores condiciones en otro salón próximo o abrir él mismo uno por su cuenta y competir con nosotros directamente, momento en el que habrá que añadirlo como salón competidor directo.

Para minimizar los efectos de esa posibilidad, debemos pensar fórmulas para desarrollar nuestra marca: unificar procesos, estilos de trabajo, conocimientos, valorar la atención al cliente que dispensamos,... cuando una marca es fuerte, las manos que hay detrás son un poco más anónimas.

Si la catástrofe ya ha ocurrido y nuestro empleado se ha marchado ya, tendremos que poner en marcha acciones inmediatas para aumentar facturación a corto plazo, debiendo construir poco a poco la fortaleza de nuestra marca, sin perder de vista el medio plazo. Desde el ámbito legal, también pueden aplicarse fórmulas para prevenir y protegerse de esta situación y evitar así esa competencia desleal post contractual.

Lamentarse no sirve de nada. Nuestra respuesta servirá de bien poco si no va acompañada de buenas ideas y un plan de acción. Y el tener personal poco formado, puede suponer la ruina.

Fuente: Jaumandreu & Asociados









Recomendamos