"Las oportunidades pequeñas son
el principio de las grandes empresas".

Mark Zuckerberg, programador, empresario estadounidense
fundador de Facebook (1984).

Los últimos desfiles internacionales de moda no dejan lugar a dudas: el cabello rizado acapara flashes y pasarelas. La industria de la belleza no permanece ajena a esta tendencia. Para hacerse una idea, las marcas de productos étnicos experimentan un crecimiento anual del 9% en ventas en Estados Unidos. Buenas noticias también para peluquerías y salones, por ejemplo en Francia, ya que una de cada diez mujeres luce melenas rizadas y con volumen. Pero eso no es todo.

Cualquier persona con el cabello rizado se ve obligada a utilizar hasta tres veces más cantidad de producto de cuidado capilar que el resto. Las melenas rizadas se resecan, vuelven frágiles y se encrespan con mayor facilidad que el resto, aunque dichos efectos dañinos se minimizan y evitan con acondicionadores, mascarillas y sérums hidratantes y regeneradores. El importe del ticket en el salón aumenta cuando se realizan servicios de permanente y moldeado.

Si bien las posibilidades del cabello rizado son numerosas también se precisan estilistas y peluqueros cada vez más formados y preparados. En estos casos, la clienta necesita, más que nunca, el consejo de su peluquero de confianza. Conocer las tendencias sirve para cubrir las expectativas de los consumidores y de un sector dinámico, al que no se asustan los cambios. Ante una oportunidad de negocio, el movimiento se demuestra, una vez más, andando.

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