"El día que descubres que perteneces a la mayoría,
ha llegado el momento de cambiar de opinión".

Mark Twain, popular humorista y escritor
estadounidense (1835-1910).



La economía del conocimiento (EC) o economía basada en el conocimiento (EBC), utiliza el saber como elemento base y fundamental para generar valor y riqueza. En los últimos años la inversión en capital intangible ha crecido y crece considerablemente en mayor medida que el tangible, como puede ser en maquinarias, materias primas, etc.

La EC ha de crear valor añadido en los productos y servicios en cuyo proceso de creación participa. En el caso de la peluquería sería, por ejemplo, la codificación de información para ofrecer un servicio técnico a un cliente, o cómo los fabricantes son capaces de crear nuevos productos para que el profesional pueda a la vez generar nuevos servicios.

El conocimiento es mucho más que una suma de información, son formas, métodos y maneras de abordar y resolver problemas; lo que en inglés se denomina el Know how, las herramientas de las que disponemos para producir más conocimientos, productos o servicios con un valor añadido, útil y cuantificable.

Para mejorar en nuestras profesiones debemos invertir en formación, en adquirir conocimientos que nos ayuden a ofrecer el servicio o producto con el valor añadido suficiente para que nuestros clientes lo evalúen, valoren y decidan elegir y pagar por ello. Nuestra sociedad avanza hacia una economía del conocimiento cuyo éxito depende de las capacidades. El conocimiento se convierte así en un elemento de uso masivo y estratégico como recurso y como mercancia.

Solo es posible rentabilizar el conocimiento cuando este se ha codificado, es decir, lo que se denomina conocimiento codificado (modelos, reglas, normas, etc.), quedando disponible para que cualquiera trabaje con ello, en beneficio de un individuo o colectivo.

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