"La tecnología es mejor cuando
reúne a la gente".

Matt Mullenweg, programador estadounidense
conocido por crear el sistema de gestión
de contenido WordPress (1984).

Más de la mitad de los clientes de barbería en el Reino Unido se sirve de las nuevas tecnologías, ya fueren páginas web o aplicaciones, para reservar día y hora. Así se desprende de una investigación realizada por la compañía de software Mojo y la firma de barbería The Bluebeards Revenge. Esta demanda digital, que alcanza al 54% de la clientela, se atribuye a los consumidores millennials, nacidos entre el periodo 1981 y 1995.

El estudio ha demostrado el interés que despiertan las herramientas de marketing online entre los consumidores, algo que deberían tener en cuenta estilistas, barberos y directores de salones y barberías. Esto es lo que sucede en el Reino Unido. Sin embargo, ¿podemos decir que pasa lo mismo en nuestro país?

Basándonos en el último estudio realizado por la consultora Key Stone para la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (Stanpa), la implantación de las nuevas tecnologías sigue siendo la asignatura pendiente de nuestra peluquería. En la actualidad, se contabilizan 50.000 peluquerías en España. Hace tres años, únicamente el 54% de los salones usaban algunas herramientas informáticas, porcentaje que en la actualidad alcanza al 67%.

A pesar del aumento de las compras on-line, que ya representa el 23% del total, el empleo de un software de gestión no ha registrado un incremento significativo. Únicamente se ha pasado del 24 al 25%. Según el estudio, da la impresión de que los salones están más enfocados a captar nuevos clientes en lugar de gestionar los ya existentes.

Nuestro país cuenta con una peluquería por cada 900 habitantes, cifra que obliga, entre comillas, a ser más receptivo a los hábitos de consumo de la clientela. Ello implica estar al día de las tecnologías que hagan más competitiva y preparada a nuestra peluquería. Como siempre, la unión de todos los agentes implicados es la llave del éxito que redundará en el beneficio común.

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