El paso del tiempo no solamente afecta a nuestra piel, sino también a nuestro cabello ya que ambos están expuestos tanto a factores internos y externos que producen el envejecimiento.

Así, y con el paso de los años, nuestro cuerpo cambia y los signos de la edad comienzan a ser visibles: aparecen las primeras arrugas, líneas de expresión o manchas, y la piel pierde firmeza. Pero el paso del tiempo no solamente afecta a nuestra piel, sino también a nuestro cabello ya que ambos están expuestos tanto a factores internos y externos que producen el envejecimiento.

Estos cambios varían en función de cada persona ya que depende de diversos factores: cambios hormonales, predisposición genética, estrés, ciertas enfermedades, estilo/hábitos de vida, etc.

¿Cuáles son los signos más conocidos del envejecimiento capilar?

El envejecimiento del cabello puede ser causado por diferentes cambios que afectan el folículo piloso.

El primero de ellos y más conocido, es el cambio de color con la aparición de las canas. Estas se producen cuando el folículo piloso produce menos melanina.

En segundo lugar, el cabello sufre cambios en su grosor, ya que las fibras capilares se van afinando, tienen menos pigmento lo que puede producir un cambio de tono. Asimismo, el cabello va perdiendo brillo, se vuelve más quebradizo e incluso cambia su textura ya que puede volverse o más liso o rizado e incluso más reseco.

En tercer lugar, por motivos hormonales. Cuando bajan los niveles de estrógenos o se produce una pérdida de melanocitos que ocasionan estrés oxidativo, por el que el cabello pierde densidad, volumen, manejabilidad y vitalidad.

¿Es posible retrasar el envejecimiento capilar?

El envejecimiento no se puede frenar, pero sí se puede retrasar gracias al uso de productos y tratamientos específicos adecuados a nuestras necesidades que respeten el cabello, así como un estilo de vida y hábitos saludables que nos ayuden a retrasar el envejecimiento.

Lo más importante es prevenir y atenuar patologías en la zona activa, es decir, en la raíz, dentro del cuero cabelludo y en la dermis.

Estos son los consejos de la estilista Gema Eguiluzd de Salón IN-Viso, una guía de acción y consulta, imprescindible:

  • Utilizar productos específicos de calidad para cada tipo de cabello que limpien, hidraten y protejan. El cabello no es igual a los 30, que a los 40 o los 50, por tanto, existen champús específicos adecuados a nuestra franja de edad independientemente de cual sea la textura de nuestro cabello. Lo importante es que estos productos limpien el cabello en profundidad, preserven la barrera lipídica de la cutícula y que sean libres de tóxicos para no saturar y envolver el cabello.
  • Si optamos por la coloración, recomendamos la coloración natural, ya que es menos agresiva y contiene activadores suaves con efecto tratamiento.
  • Proteger el folículo piloso, ya que es la parte de nuestra piel que concentra las células madre y que ocasiona el crecimiento del cabello. Por eso es importante proteger el cabello del exceso del calor que ocasionan las planchas, aplicando previamente un protector para el cabello.
  • Incorporar a nuestra rutina capilar el uso de mascarillas específicas, según sea la textura o grosor de nuestro cabello, así sérums o aceites hidratantes ya que aportan un plus de nutrición.
  • Reducir el estrés. ¿Sabías que el estrés, además de acelerar el envejecimiento capilar, ocasiona la caída del cabello?
  • En épocas de caída del cabello, utilizar un champú específico, así como ampollas anti caída y otros complementos que nos ayuden, desde el interior, a fortalecer la fibra capilar.
  • En verano, proteger el cabello con un protector solar capilar, aclararlo con agua después del baño en el mar o la piscina, así como cubrirlo con un sombrero durante las horas centrales del día.
  • Llevar una dieta sana y equilibrada, rica en minerales, vitaminas y antioxidantes, donde no falten además del pescado y carnes rojas, lácteos y verduras de hoja verde.
  • No hay que olvidarse de la hidratación, ya que cada cabello necesita tener un nivel de agua adecuado a sus características (ya sea fino y graso, grueso, rizado, seco). Muchos cabellos, debido a la falta de hidratación, comienzan a quebrarse.
  • Un buen cepillo que no rompa el cabello, siempre será un gran aliado.
  • Aclarar el cabello con agua tibia y fría para conseguir que se cierre la cutícula y se active la circulación sanguínea. Al secarnos después del lavado, es importante no frotar con fuerza para que el cabello no se rompa.








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