Carol Bruguera echa el resto y pone en marcha dos campañas de marketing, de trazos virales, con las que desea prestigiar el oficio de peluquero, mientras a su vez promociona sabiamente su salón y servicios. Con ello, Bruguera demuestra que las habilidades del marketing están a nuestro servicio y que sólo se trata de saber utilizarlas.

La peluquería es multidisciplinar: es tecnología, es arte, es organización, es economía, es diseño, es psicología, es moda, es emoción... En definitiva, es un oficio muy completo.

Sin obviar en momento alguno el objetivo que le guía, #DamosValorALaPeluquería pone en marcha dos interesantes acciones del marketing más actual. "Es cierto que en los últimos años la percepción de la imagen social del peluquero, peluquera, ha mejorado, sobre todo y gracias al gran trabajo realizado de tanta gente del sector: estilistas, prensa especializada, marcas comerciales, centros de formación, etc. Pero incluso con esta mejora, pensamos que todavía estamos a años luz de otros oficios como el de cocinero o el de diseñador de moda, por ejemplo".

Farragoso debate que vuelve a hacernos girar la vista a cacerolas y fogones. ¿Qué tendrán ellos que no tengamos nosotros?, es la pregunta.
Sin respuesta todavía, está claro que campañas como ésta, Damos Valor a la Peluquería, contribuyen a la mejor y más clara percepción del trabajo del profesional del salón. "Aunque creadas para públicos y enfoques distintos, las dos acciones de esta campaña confluyen en una misma dirección", explican desde Carol Bruguera. "Conceder por fin a la peluquería la imagen y reconocimiento que se merece".









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