A simple vista, llama la atención que la misteriosa trenza todavía conserva la forma de la cabeza, acompañada de algunos fragmentos de piel. La cabellera presenta algunas manchas blancas entre el pelo que podrían ser restos de cuero cabelludo, en opinión de algunos arqueólogos.

El hallazgo tuvo lugar en el año 1839. Unos hombres excavaban en la abadía de Romsey, al sur de Inglaterra, cuando tropezaron con un féretro. Los trabajadores consultaron con el vicario qué debían hacer con el mismo. Este quería saber si habían huesos en su interior. De ser así, no sería posible desenterrar el ataúd. Uno de los empleados decidió realizar un agujero en la zona de arriba. Posteriormente, introdujo la mano en la parte de la cabeza y no encontró hueso alguno. Únicamente, se topó con el cuero cabelludo con buen aspecto de una mujer. También descubrió el hueso de un dedo que se destruyó en cuanto entró el aire en el féretro.

De identidad desconocida

Hace 16 años, un niño de solo siete años veía el pelo en una vitrina y quedó impactado con la trenza sin dueña. La visión influyó en la carrera académica que elegiría después. El pequeño en cuestión decidió estudiar arqueología. Ya adulto, Jamie Cameron se puso a investigar en torno a la presumible propietaria de la cabellera.

La misteriosa trenza, descubierta en la abadía de Romsey, todavía conserva la forma de la cabeza, acompañada de algunos fragmentos de piel.

Expertos como Frank Green, consejero arqueológico de la abadía de Romsey, creen que la trenza pertenecía a una fémina de estatus social alto, ya que se hallaba protegida dentro de dos féretros: uno interior y otro exterior.

Por su parte, el vicario del lugar, Tim Sledge, opina que la cabellera podría pertenecer a alguna de las dos santas presentes en la abadía en su momento: Santa Morwenna, primera abadesa, y Santa Ethelfleda, patrona de la misma.

Diversos análisis efectuados en laboratorio arrojan datos interesantes en cuanto a la identidad de la dueña de la trenza. Por ejemplo, la existencia de resina de pino en el pelo de esta persona, lo que sugiere su nacionalidad extranjera. Asimismo, la prueba de carbono reveló que la mujer vivió a mitad del último periodo de la era anglosajona. Los datos sitúan la fecha de la muerte entre los años 895 y 1123. En concreto, podría ser que hubiera fallecido entre 965 y 1045, en un 68,2% de probabilidades. La hipótesis de que pudiera pertenecer a Santa Ethelfeda gana fuerza, a tenor de los resultados del laboratorio. En concreto, parece que la patrona llevaba a cabo una dieta monástica. Aun así, la identidad exacta de la dueña de la trenza sigue siendo un misterio.









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