Si eres de los peluqueros que empiezan y/o acabas de abrir un salón de peluquería, al principio, debes ser más tolerante al construir tu clientela. Pero, ¡ojo!, no creas a nadie que diga que el comportamiento abusivo es parte del trabajo. Puede suceder, pero no es común, y no debes aceptarlo. Recuerda esto todos los días en el salón: tú, no nadie más, enseñas a la gente cómo tratarte. Respeta tus límites personales y profesionales y exige a los demás que hagan lo mismo.

Aquí hay algunos consejos no solo para identificar, sino para cómo tratar con clientes tóxicos en tu peluquería:

» Mantén la cabeza fría, y nunca dejes que te vean sudar o reacciones en tu contra. Eso sí, no permitas cualquier tipo de abuso. Aprende a respirar, recuerda que es solo es un servicio de tiempo limitado y concéntrate en lo agradable que será cuando se haya ido.

Di no cuando un cliente hace demandas irrazonables o te pide que hagas algo en contra de tus valores o experiencia.

» Los clientes tóxicos superan sus límites, así que establece tú, tus límites de servicio con todos los clientes desde la primera cita, incluida disponibilidad, precios y servicios que proporcionarás. Sé firme pero educado al comunicar tus límites, y apégate a ellos incluso si el cliente retrocede.

» No tengas miedo de decir que no. Este es otro gran elemento en el que trabajar. Di no cuando un cliente hace demandas irrazonables o te pide que hagas algo en contra de tus valores o experiencia. Se educado pero firme, ofrece soluciones alternativas o recomiende a alguien más.

» Despídelos. Esto es realmente aterrador, pero cuando lo haces, siempre funciona para bien. Si lo estás considerando, entonces el cliente está muy por encima del umbral tóxico. Sigue a tu instinto y termina la relación por completo. Tu cliente no se sorprenderá cuando le sugieras que busque otro estilista. Sabrá que es lo mejor.

» Establece tu jornada y busca un lugar de retiro. Ten siempre a mano un lugar donde retirarte, aunque solo sea por unos minutos, donde te sientas en paz y el día se desvanezca. Ve allí al final del día. O recurre, si lo necesitas, a algún truco o ejercicio: camina con tus auriculares o sal a la calle unos minutos. Tu eres siempre y para siempre tu mejor cliente.









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